Eufemismos

Debo reconocer que siempre me han gustado aquellas medidas que abogan por el uso del castellano en toda su riqueza y esplendor. Y creo que nadie está haciendo mejor esta labor que nuestro pertinaz y eficiente Gobierno de la nación con esos maravillosos eufemismos con los que nos lleva deleitando toda su legislatura. Es hora de que nuestro tolerante consistorio y, por ende, nuestra excelentísima alcaldesa, locuaz y vivaracha como ella sola, empiecen a trabajar  en este sentido, ya que, aparte de culturizar a la masa, siempre lograrán sacarnos una sonrisa en estos duros y complicados tiempos.

Pasó el momento de llamar a las cosas por su nombre ya que eso produce desasosiegos generalizados. Que la obra del segundo puente sobre la bahía se retrasa de nuevo, eso es una simple desaceleración en el ritmo de la obra produciendo un crecimiento negativo de la longitud esperada de la plataforma, desaceleración relativamente sincronizada y homogénea. ¿Lo ven? Una maravilla absoluta de retruécano.

Los dragos en esta ciudad no se caen y mueren, no. Los dragos tienen un cese definitivo de la convivencia con la corteza terrestre de esta localidad produciendo una movilidad exterior de raíz que provoca una desindexación (esto último nadie sabe lo que significa pero queda siempre estupendamente) de los estambres y pistilos. Una menudencia.

Altadis no cierra y manda a sus trabajadores al paro, no señor. Altadis necesita una reestructuración de rendimientos que determinará el ocaso de la compañía y, por supuesto, sus trabajadores recibirán unas indemnizaciones en diferido en forma simulación de lo que hubiera sido en diferido en partes de lo que antes era una retribución. Y el que no diga ole que se le seque la hierbabuena…

En fin, a los gaditanos no es que se nos caiga la cara de vergüenza, no, es que sufrimos una dejadez en los músculos faciales que producen una excitación viva de nuestras más bajas y perversas inclinaciones naturales.

Estupefacción.

(Publicado en El Independiente de Cádiz el 6 de Junio de 2013)