lunes, 29 de abril de 2013

San Jorge


Aunque nacido en el barrio de la Viña sentía cómo el espíritu de San Jorge corría dentro de él. Lentamente se fue poniendo uno a uno los elementos que componían su poderosa armadura. No le importó en demasía que la coraza le quedara algo estrecha de la sisa, ni que las grebas y las musleras le incomodaran al andar. Eran pequeños peajes que había que pagar en pos de la gloria venidera. Cuando se ajustó el yelmo, se dirigió a la puerta, cogió su espada y salió a la calle. 

Había llegado a sus oídos que un dragón había aparecido en las calles de su pequeña ciudadela. Rumores entre la plebe afirmaban que había caído muerto abatido por los años. Hacía mucho tiempo que no tenía noticias de avistamientos de esas mitológicas criaturas, él que las había matado a cientos en su juventud. Y ahora, a su edad provecta, deseaba volver a percibir el fuerte palpitar de la sangre como cuando salvaba a esas princesitas frágiles e indefensas de las oscuras garras de las malvadas bestias escupe-fuegos. Él que se había batido contra la muerte en innumerables ocasiones, necesitaba empuñar de nuevo su acero y sentir que aún estaba vivo. Soñaba con el crepitar de la batalla, con ese ruido incesante de golpes, mandobles, gritos, en definitiva, con disfrutar de su última y definitiva contienda.

Cuando llegó al lugar donde le dijeron que lo hallaría no encontró lo que buscaba. No pensaba marcharse hasta que no viera con sus propios ojos a ese dragón que relataba el populacho que se había desplomado en el patio de un céntrico callejón. No descansaría hasta encontrarlo y empeñaría hasta el último aliento en dicha empresa si fuera necesario. De repente, un agreste plebeyo le sacó de su ensimismamiento gritándole desaforadamente:

“¿Dragón?, aquí lo que ha caído muerto es un DRAGO, D R A G O, chalao. Y eso no es una armadura, que te has envuelto en papel de plata. ¡Majarón! Ojú, ya ha saltado el levante”…

Estupefacción.

(Homenaje a posteriori al día de San Jorge, día del libro)

Publicado en El Independiente de Cádiz el 29/04/2013.

jueves, 25 de abril de 2013

Austeridad


Se ha propuesto nuestro astuto gobierno meternos en la cabeza las palabras “austeridad” y “ahorro”. Desde diferentes púlpitos nos aleccionan ya que somos unos derrochadores impíos y ahora resulta que ducharnos con agua caliente y comer están por encima de nuestras posibilidades. 

Tienen razón. Hay que hacer propósito de enmienda. No puede ser eso de querer engullir antes que pagar una hipoteca. Somos unos seres insensibles que no actuamos en aras del bien común. No hace falta zampar tanto ya que vivimos en una sociedad de obesos con el colesterol por las nubes. Menos alimentación y más pagar nuestras desmesuradas deudas que el pobre banquero lo está pasando mal sin poder cobrar sus bonus o sus stock-options de turno, y a eso no hay derecho. Sigan mi ejemplo:

Me levanto a las cinco de la mañana y me pongo a buscar leña para encender un fuego con el que poder calentar mi frugal desayuno. Sobre las nueve, tras llenar la casa de una humareda casi nada tóxica, consigo mi propósito y procedo a degustar una deliciosa taza de café. Me encuentro fenomenal pensando en toda la electricidad y gas que he ahorrado. Luego me ducho a base de una serie de esputos o salivazos sin derrochar una sola gota de agua, ni fría ni caliente. Ole yo. Por supuesto, y para gastar menos, uso los mismos calzoncillos cuatro días, que eso de la higiene está algo sobrevalorada y hay que racionar el uso de la lavadora. Cada tres días voy a la playa y cargo con unos cubos de agua de mar con la que friego. A la hora del almuerzo me planteo si comer o no. Si tengo dinero para pagar la hipoteca como, si no ayuno que lo primero es lo primero. Para cenar decido ingerir unas patatas cocidas con un poco de sal ya que alimentarme con carne o pescado está muy por encima de las posibilidades que merezco. No enciendo ningún aparato eléctrico y cuando anochece me acuesto del tirón, ya que a las cinco me tengo que levantar para ir a por leña de nuevo.

¿Ven como lo único que se necesita para ser un ciudadano ejemplar es un poco de voluntad?

Estupefacción.

(Publicado en El Independiente de Cádiz el 25/04/2013)

lunes, 22 de abril de 2013

Necrológicas


Ahora que soy famoso al escribir en un periódico de reconocido prestigio internacional y alcanzar la cumbre de la realización personal, me doy cuenta que dentro de unos años, muchos si los dioses quieren, tendré que darle una moneda a Caronte para atravesar la desagradable laguna Estigia. Y antes de que cualquier becario desgrane mi vida en una impersonal necrológica, le adelanto el trabajo y lo hago yo mismo, así sólo tendrán que hacer un copiar y pegar. Ahí va mi obituario:

Nació a la temprana edad de nueve meses, de forma natural, si se puede considerar natural que un orificio dilate hasta extremos insospechados para dejar salir a una criatura. Sus primeras palabras fueron strip-poker, bondage y hardcore, lo que demostraba a las claras su gusto innato por los anglicismos, y explica por qué cuando empezó a cotizar trasladó su residencia fiscal a Gibraltar.

Amante de los powerpoints de gatitos y amigo de sus amigos, de los amigos de sus amigos, de los amigos de los amigos de sus amigos, y así sucesivamente, consiguió amasar una fortuna al registrar la patente de una impactante fórmula para conseguir imitar perfectamente a los jilgueros, consistente en infusiones de alpiste y otras comidas para pájaros en sus proporciones justas, fortuna que dilapidó en una audaz inversión en un equipo profesional de curling en Uganda.

Le quedó la espinita de no haber logrado ser quinto árbitro de fútbol, ese que se pone detrás de la portería a disfrutar del partido sin ninguna presión ni responsabilidad, pero era mundialmente conocido que no se hablaba con Platini, ni con ninguno de los miembros eméritos de la UEFA.

De trato fácil cuando se encontraba internado en alguna institución penitenciaria administrada por el Estado, generoso con los demás hasta límites insospechados, capaz de traspasar a sus amistades todas sus deudas de juego adquiridas por un derroche de astucia una cruel noche en Atlantic City, deja un vacío en nuestras vidas y una larga lista de acreedores.

Descanse en paz.

Estupefacción.

(Publicado en El Independiente de Cádiz el 22/04/2013)

jueves, 18 de abril de 2013

Cádiz Olímpico


Hace un par de días me encontraba esperando turno en la frutería que frecuento cuando algo me llamó poderosamente la atención. Normalmente mientras espero turno desconecto, con mi mente divagando entre apios y puerros sobre la conveniencia de transmitir a las generaciones futuras la pasión por la lectura si no quieren llegar a ser senadores o secretarios generales de algún partido político, pero en esta ocasión algo me sacó de mi ensimismamiento de un bofetón.

Dos señoras de avanzada edad comentaban lo nerviosas que se encontraban ante el evento del año. Decía una de ellas que se sentía entusiasmada, que casi no podía conciliar el sueño, que no comía, que estaba más que excitada ante la vuelta, después de un año sabático, del gran Ronnie O´Sullivan para defender su título de campeón del mundo. Por lo visto toda su familia estaba volcada en el seguimiento de las andanzas del espectacular talento de “The Rocket”. ¡Dios mío, no daba crédito, estaban hablando del Campeonato Mundial de Snooker!

Cádiz, es uno de los pocos sitios en los que se puede hablar de snooker con propiedad en una frutería cualquiera, tal vez Sheffield sea otro. ¡Qué maravilla! La profundidad de conocimiento del juego de las dos señoras septuagenarias u octogenarias (ya que la espesa capa de maquillaje y la cuidada permanente me hacían imposible discernir en qué década del pasado siglo habrían visto la luz) me parecía simplemente fantástica. Qué manera de desentrañar los trigonométricos secretos de tan reputado y elegante deporte.

En esto, el frutero, hombre rústico de las indómitas huertas de Conil de la Frontera, criado bajo el tórrido sol, con un acento cerrado donde la letra z campa a sus anchas envolviendo de sabiduría popular sus palabras, soltó una frase lapidaria: “Zí, el eznuke eze está bien, pero ná comparable ar campeonato mundiá de curling que ha ganao Zuecia hace un par de zemana”…

Cómo se vive el deporte en esta ciudad. Cádiz se merece una olimpiada, pero ya.

Estupefacción.

(Publicado en El Independiente de Cádiz el 18/04/2013)

lunes, 15 de abril de 2013

Satirismo Ilustrado


Ha llegado la primavera. Bendita estación que desata pasiones, despierta sensaciones y revuelve las hormonas. Sí, aunque la persistente lluvia y las bajas temperaturas se obcequen en llevar la contraria, la primavera ha llegado. Y con ella sale de su recóndito y oscuro escondite un reconocible personaje gaditano: el sátiro. Y no me refiero a  la criatura mitad hombre mitad carnero, con orejas puntiagudas y cuernos en la cabeza, cola de cabra y un priapismo permanente. Bueno, tal vez lo del priapismo sí.

Veamos cómo nos ilustra la Real Academia de la Lengua sobre el individuo en cuestión. Nos dice que es un “hombre lascivo”. Y va más allá definiendo lascivia como una “propensión a los deleites carnales”. Sí, queridos lectores, ha llegado esa época del año en la que la gente con cierta propensión, como bien nos advierte la RAE, salen de sus casas con actitudes claramente lujuriosas buscando el más leve visionado de cualquier parte de la anatomía femenina que quede al descubierto. Lo que en Cádiz de toda la vida de Dios se le ha llamado “morsegueo”.

Bien, pues a estos personajes se les ha acabado el chollo. Es cierto que vivimos en una ciudad con clima privilegiado, sí. También es verdad que nuestras mujeres son bastante guapas, hermosas, espectaculares, y cuantos adjetivos quieran usar. Sí. Y podríamos pensar que ante la unión de esos dos factores, es decir, buen clima y mujeres de buen ver, se puede dar el caldo de cultivo para que el sátiro salga y se deleite visualmente por los lugares de paseo y esparcimiento de la capital gaditana. ¡Aaaaahhhhhhhhh!, pero he aquí que nos encontramos con la crueldad de los tiempos, los cambios en las modas, el devenir de la modernidad…

Cualquiera que ande por nuestras calles, pasee por las plazas o recorra cualquier rincón señero y castizo de nuestra trimilenaria ciudad se dará cuenta. ¡Sátiros de Cádiz y del mundo, tenéis los días contados!

Porque ahora los escotes los llevan ELLOS.

Estupefacción.

(Publicado en El Independiente de Cádiz el 15/04/2013)

viernes, 12 de abril de 2013

Duque de Lancaster


El duque de Lancaster estaba pasando una mala racha. Después de haber obtenido los favores de la hija del monarca del reino, ahora su esposa, y haber sido agasajado por todo el estamento gubernamental, poderosos plebeyos que se rifaban su presencia, parecía que la suerte se había aliado en su contra. Sus negocios paralelos le estaban pasando factura.

Apartado por el tullido y envejecido monarca de formar parte de las representaciones en actos oficiales, despreciado por el resto de la aristocrática familia, desde el príncipe de Wilshire hasta el último infante de Kingston, y acosado por la implacable investigación del juez Sir Francis Richmore, se encontraba en la encrucijada de su vida.

En su juventud había sido un apuesto jugador de cricket, de élite, y todavía mantenía su reputación en las altas estancias de tan señorial y elegante deporte. Le había surgido la oportunidad de dejar todo atrás y volver a enseñar las claves de tan bello juego como ayudante de un combinado nacional en un perdido país de la zona asiática.

Su prestigio se encontraba por los suelos en todo el vasto territorio, desde el condado de Cornwell al ducado de Rochester, acusado de apoderarse de bienes que no eran suyos aprovechándose de su posición. Claro, que la posibilidad de irse a un país islámico requería temple y valor, ya que la justicia del lugar contemplaba el ojo por ojo, y los que eran amigos de lo ajeno terminaban con alguna o algunas extremidades amputadas. Y claro eso asustaba a cualquiera, y más a él.

Y curiosamente, cuando más difícil parecía la situación, cuando más asumía que se encontraba en un momento delicado, se podría decir crítico, de repente, se echó a reír. Y esa risa dio paso a la carcajada. Seguro, pensó, seguro que el sol saldrá por algún sitio, y si no sale, ya habrá alguien que hará que salga, y si no nos protege Dios ya nos protegerá Alá…

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, ¿o Nóos?

Estupefacción.

(Publicado en El Independiente de Cádiz el 11/04/2013)

Onda Cádiz


El otro día me puse a ver un informativo de Onda Cádiz. Sí, esos informativos plurales, objetivos e independientes de la televisión que pagamos todos los gaditanos. O más bien ese canal de televisión que debemos todos los gaditanos.

Al terminar, me sentí realmente mal por haber criticado alguna vez a Teófila Martínez, regidora perpetua de la ciudad, y a su legión de acólitos concejales. Doy las gracias a dicho informativo por abrirme los ojos a la realidad. Es tanto lo que la alcaldesa y su equipo hacen diariamente por la ciudad que no entiendo cómo puede haber individuos que critiquen la grandeza de su obra. Me arrepiento de corazón si alguna vez lo hice. Ya he visto la luz. Así es un día cualquiera de Teófila Martínez según dicho telediario:

Se levanta a las cinco de la mañana, se toma un cafelito rápido, coge un radar móvil que tiene en casa y se pone a multar a los coches que van a una velocidad inadecuada en la salida de Cádiz. Luego, rauda y veloz, va a la obra del segundo puente sobre la Bahía, y se pone a empujar unos metros más el tablero, como una operaria más, para darle agilidad a la obra que acumula retraso y tiene más que justo eso de estar terminada este año. Que no sea por ella, claro. Corriendo se planta en el Ayuntamiento, donde se toma otro café, mientras firma unos papeles necesarios para el correcto funcionamiento de todos los servicios de la ciudad. Después, con prisa, se dirige al Estadio Ramón de Carranza a ponerle masilla a los agujeros de la tribuna para las goteras, siempre con su casco a cuestas. Agotador. Rápidamente, coge una pala y se va a la playa a quitar una a una carabelas portuguesas de la orilla. Allí echa casi toda la tarde. Llega a su casa destrozada, pero tiene tiempo para plantar unas semillitas de drago en su terraza para ver si echan raíces. Entonces, justo antes de dormirse, se acerca a la ventana y les da las buenas noches entre susurros a los gaditanos. Y ahí se acaba el día.

Por eso doy las gracias a Onda Cádiz, que la sigue vaya donde vaya, porque sin ellos no nos enteraríamos de todo lo que esta mujer hace por esta trimilenaria ciudad y estaríamos sumidos en la total ignorancia, ¿o no?

Estupefacción.

(Publicado en El Independiente de Cádiz el 8/04/2013)

El Conflicto Coreano


Estamos los gaditanos muy preocupados con el conflicto coreano. Sí, hay que reconocerlo. Es lo que tiene vivir en una ciudad inquieta, culta y preocupada por las cosas realmente importantes. Es más, en la pasada Semana Santa, escuché a más de un cofrade desolado por la no salida de su amada cofradía comentar, que lo que más le dolía no era la lluvia, sino lo que estaba ocurriendo en Pyonyang y alrededores.

Además, la sabiduría popular de este rinconcito trimilenario es tal que, al preguntar, en mi total ignorancia, por las causas del conflicto, un nativo de un señero barrio de la ciudad me comentó que todo el problema tiene su raíz, como siempre, en los Estados Unidos, ya que estos últimos quieren imponer por la fuerza un cambio de nombre a ambos países. Por lo visto, Barack Obama desea que se llamen a partir de ahora Corea-León y Corea-La Mancha, y de ahí la indignación de Kim Jong-Un. El pequeño sátrapa es más partidario de volver a la antigua denominación: Corea La Vieja y Corea La Nueva. El conflicto parece irresoluble a todas luces.

He visto ciertos corrillos en mentideros y plazas gaditanas con paisanos discutiendo de forma denodada sobre el asunto coreano. No, no les preocupaba ni el caso Gürtel, ni Bárcenas, ni los EREs, ni Urdangarín, ni que se nos caigan los dragos, ni nada de eso. Departían sobre el problema que puede suponer la bajada de turismo en Corea del Sur ahora que llega la época de sus conocidas ferias. Lo poco que les conviene ahora una guerra a las puertas de la Feria de Abril de Seúl y el probable hundimiento del mercado discográfico de las conocidas “seulillanas”.

Cádiz, ciudad siempre preocupada por el bienestar global, con la sapiencia que da el poso de los años, impartiendo clases legendarias al mundo. Pero no me digan que no sería muy bonito ver al impoluto Kim Jong-Un, en la soledad de su hogar, cogiendo su guitarra y entonando el celebérrimo pasodoble de Juan Carlos Aragón “en el norte los del norte”…

Estupefacción.

(Publicado en El Independiente de Cádiz el 4/04/2013)