Hace un par de días me encontraba esperando turno en la frutería que frecuento cuando algo me llamó poderosamente la atención. Normalmente mientras espero turno desconecto, con mi mente divagando entre apios y puerros sobre la conveniencia de transmitir a las generaciones futuras la pasión por la lectura si no quieren llegar a ser senadores o secretarios generales de algún partido político, pero en esta ocasión algo me sacó de mi ensimismamiento de un bofetón.
Dos señoras de avanzada edad comentaban lo nerviosas que se encontraban ante el evento del año. Decía una de ellas que se sentía entusiasmada, que casi no podía conciliar el sueño, que no comía, que estaba más que excitada ante la vuelta, después de un año sabático, del gran Ronnie O´Sullivan para defender su título de campeón del mundo. Por lo visto toda su familia estaba volcada en el seguimiento de las andanzas del espectacular talento de “The Rocket”. ¡Dios mío, no daba crédito, estaban hablando del Campeonato Mundial de Snooker!
Cádiz, es uno de los pocos sitios en los que se puede hablar de snooker con propiedad en una frutería cualquiera, tal vez Sheffield sea otro. ¡Qué maravilla! La profundidad de conocimiento del juego de las dos señoras septuagenarias u octogenarias (ya que la espesa capa de maquillaje y la cuidada permanente me hacían imposible discernir en qué década del pasado siglo habrían visto la luz) me parecía simplemente fantástica. Qué manera de desentrañar los trigonométricos secretos de tan reputado y elegante deporte.
En esto, el frutero, hombre rústico de las indómitas huertas de Conil de la Frontera, criado bajo el tórrido sol, con un acento cerrado donde la letra z campa a sus anchas envolviendo de sabiduría popular sus palabras, soltó una frase lapidaria: “Zí, el eznuke eze está bien, pero ná comparable ar campeonato mundiá de curling que ha ganao Zuecia hace un par de zemana”…
Cómo se vive el deporte en esta ciudad. Cádiz se merece una olimpiada, pero ya.
Estupefacción.
(Publicado en El Independiente de Cádiz el 18/04/2013)
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