Ha llegado la primavera. Bendita estación que desata pasiones, despierta sensaciones y revuelve las hormonas. Sí, aunque la persistente lluvia y las bajas temperaturas se obcequen en llevar la contraria, la primavera ha llegado. Y con ella sale de su recóndito y oscuro escondite un reconocible personaje gaditano: el sátiro. Y no me refiero a la criatura mitad hombre mitad carnero, con orejas puntiagudas y cuernos en la cabeza, cola de cabra y un priapismo permanente. Bueno, tal vez lo del priapismo sí.
Veamos cómo nos ilustra la Real Academia de la Lengua sobre el individuo en cuestión. Nos dice que es un “hombre lascivo”. Y va más allá definiendo lascivia como una “propensión a los deleites carnales”. Sí, queridos lectores, ha llegado esa época del año en la que la gente con cierta propensión, como bien nos advierte la RAE, salen de sus casas con actitudes claramente lujuriosas buscando el más leve visionado de cualquier parte de la anatomía femenina que quede al descubierto. Lo que en Cádiz de toda la vida de Dios se le ha llamado “morsegueo”.
Bien, pues a estos personajes se les ha acabado el chollo. Es cierto que vivimos en una ciudad con clima privilegiado, sí. También es verdad que nuestras mujeres son bastante guapas, hermosas, espectaculares, y cuantos adjetivos quieran usar. Sí. Y podríamos pensar que ante la unión de esos dos factores, es decir, buen clima y mujeres de buen ver, se puede dar el caldo de cultivo para que el sátiro salga y se deleite visualmente por los lugares de paseo y esparcimiento de la capital gaditana. ¡Aaaaahhhhhhhhh!, pero he aquí que nos encontramos con la crueldad de los tiempos, los cambios en las modas, el devenir de la modernidad…
Cualquiera que ande por nuestras calles, pasee por las plazas o recorra cualquier rincón señero y castizo de nuestra trimilenaria ciudad se dará cuenta. ¡Sátiros de Cádiz y del mundo, tenéis los días contados!
Porque ahora los escotes los llevan ELLOS.
Estupefacción.
(Publicado en El Independiente de Cádiz el 15/04/2013)
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