martes, 14 de mayo de 2013

Autoempleo


Cada vez que escucho a nuestro despierto presidente hablar a través de la pantalla plana desde la sede de su partido, me entran unas ganas terribles de dejarlo todo y montar un chiringuito donde ponerme a asar espetos en la orillita de las tranquilas aguas del lago Ontario en Canadá. Y es, precisamente, en esos arrebatos cuando me surgen modelos de negocio innovadores para escapar de esta asfixiante crisis.

Aprovechando esa generación espontánea de ideas geniales y viendo la dramática situación del empleo en este pintoresco país, he decidido coger el toro por los cuernos y apostar por montar mi propia empresa. Autoempleo lo llaman. Tengo una serie de proyectos revolucionarios que me harán millonario en un corto espacio de tiempo. Hay que apostar por  conceptos originales ya que en esta ciudad las únicas nuevas empresas que se crean son bares y otros locales orientados a la hostelería.

Así que, he decidido, en un alarde de astucia y visión de negocios, fundar una empresa de alquiler de monos. No monos de trabajo, sino monos, simios, de la familia de los primates. Hay una necesidad real en la sociedad de ir a fiestas, cumpleaños, mítines de algún partido político, plenos municipales u otros eventos con un macaco encima del hombro. Todo el mundo querrá tener un mico unas horas ya que son muy graciosos y con ellos serás el centro de atención. Pretendo ocupar ese nicho de mercado.

Dicen que para triunfar primero hay que fracasar. Ya tuve que cerrar la primera empresa que levanté con el sudor de mi frente. Se trataba de una consulta psicológica para gente acomodada con trastorno bipolar. Les ayudaba a canalizar sus diferentes personalidades a través de la ventriloquia. Un innovador concepto de la mano de un grupo de psicólogos ventrílocuos. Resultó que la intolerante sociedad aún no estaba preparada para ese tipo de empresas. Siempre me consideré un adelantado.

Espero que la nueva empresa de alquiler de monos tenga más éxito que el gabinete de logopedia para mimos que monté en el año 2008…

Estupefacción.

(Publicado en El Independiente de Cádiz el 13/05/2013)

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