martes, 7 de mayo de 2013

Pérdidas


Bajo el título de “pérdidas” no me quiero referir al apasionante tema de las fugas de orina ni a Concha Velasco. No. Tampoco a las recientes desapariciones de establecimientos que han sido iconos en la vida gaditana. A mí siempre me han importado más otro tipo de pérdidas, aquellas que afectan de una forma concisa al modus vivendi de una sociedad civilizada como la nuestra. Vacíos irrecuperables como estos:

Se están perdiendo los ventrílocuos, esos individuos capaces de hablar sin mover la boca (no me refiero a ningún presidente de cierto país de la península ibérica), esos profesionales de los espectáculos de variedades que nos hacían deleitar con sus fantásticos personajes llenos de ironía y buen gusto. Antes no existía ningún programa que se preciase ni ninguna gala de “Qué bonita eres, Murcia” sin que apareciera un sin par ventrílocuo desnudando las miserias de nuestra sociedad con su afilado sarcasmo. Qué pena.

Se están perdiendo los bombines. Elemento indispensable en el hombre elegante, dando porte y señorío sobre todo si va acompañado de un paraguas. Con su pérdida llegaron los calzoncillos por encima de los pantalones y por ende, el fin de la estética. Antes, cualquier hombre que se vanagloriara de llamarse hombre presumía de bombín entre sus allegados. A aquellos que portaban el sombrero hongo se les presuponían una educación y un saber estar envidiables. Consejo que doy para entrevistas de empleo: aparezcan con su bombín; éxito asegurado.

Se están perdiendo los power-points de gatitos, tal vez debido a la crisis de valores en la que está inmersa nuestra sociedad en estos momentos. Nunca descubrí quién era el individuo o individua que los elaboraba haciendo que este miserable mundo que habitamos fuera un poquito mejor. No tengo palabras para expresar mi desasosiego ante su paulatina desaparición.

Podría seguir, pero la rabia contenida hace que me sea imposible continuar sin escribir palabras que después, posiblemente, me arrepentiría y no, no se trata de eso. Con un nudo en la garganta…

Estupefacción.

(Publicado en El Independiente de Cádiz el 6/05/2013)

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